Ciencia y Tecnología

Rafael Radi: “La investigación científica en Uruguay merece un impulso mayor”

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La Academia Nacional de Ciencia de Estados Unidos (NAS, por sus siglas en inglés), nombró al doctor Rafael Radi como investigador extranjero asociado. En diálogo con En Perspectiva, Radi explicó que el galardón reconoce la capacidad de hacer aportes relevantes a la institución y a las distintas áreas del conocimiento.

El científico, que investiga cómo las alteraciones en el consumo celular de oxígeno están relacionadas a enfermedades degenerativas, consideró que su ingreso a la NAS es una señal de que la etapa refundacional de la ciencia nacional se logró. Para Radi ahora es tiempo de pasar a otro nivel de trabajo, con mayor financiación y objetivos más ambiciosos.

 EN PERSPECTIVA
Jueves 30.04.2015, hora 10.21

EMILIANO COTELO (EC) – Este martes la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos [NAS, por sus iniciales en inglés] nombró al uruguayo Rafael Radi como investigador extranjero asociado. Es la primera vez que un científico de nuestro país accede a esa distinción.

Radi es profesor titular del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina, de la Universidad de la República [Udelar], y es director del Centro de Investigaciones Biomédicas (Ceinbio). Además, es uno de los fundadores de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay.

¿Qué significa esta noticia?, ¿qué repercusiones puede tener acá? Vamos a conversarlo con él.

En primer lugar felicitaciones, supongo que estarás muy contento.

RAFAEL RADI (RR) – Muchas gracias. La verdad que sí, debo decir que estoy en un estado de shock y emoción desde el martes a las 10.00, cuando me llamaron desde la reunión anual de la Academia en Washington para comunicarme esta noticia. Realmente me ha sacudido mucho en lo personal y por suerte está impactando muy bien a nivel de lo que es la Facultad de Medicina y la Udelar, que son las instituciones donde yo trabajo.

EC – ¿Tú sabías que era posible esta resolución en estos días?

RR – En realidad el proceso de elección es muy complejo. Sabía que hace algunos años mi nombre estaba en algún tipo de lista, pero eso es estar dentro de una gran lista que luego pasa por múltiples etapas de selección, clasificación y disminución, por lo cual estar en esa gran lista, más allá de que es muy grato, poco implica desde el punto de vista de la probabilidad llegar hasta el final. Realmente era muy lejana mi noción acerca de qué podía pasar, por lo cual sí, fue totalmente sorpresivo en ese sentido.

EC – Para que los oyentes se vayan ubicando frente al tema: ¿Qué es la NAS? yo recuerdo que cuando ustedes estaban trabajando en la creación de la Academia Nacional de Ciencias acá cómo consideraban como una referencia a la NAS, que existe desde 1863.

RR – Si. La NAS fue creada durante la presidencia de Abraham Lincoln a nivel del Congreso con el objetivo principal de lograr un cuerpo de científicos de referencia que pudiera apoyar al gobierno estadounidense y a organizaciones de todo el mundo en el asesoramiento y la prospectiva en temas de ciencia, tecnología, desarrollo, políticas de salud… La NAS cuenta con el cuerpo de los investigadores de Estados Unidos y luego con un cuerpo más pequeño de investigadores de todas las áreas de conocimiento que pertenecen a otros países del mundo y que son los denominados académicos asociados.

En definitiva, es un organismo de reflexión, de pensamiento y de asesoramiento para las políticas científicas, tecnológicas y de innovación que se concentra en parte en Estados Unidos pero evidentemente impacta a nivel global.

ROMINA ANDRIOLI:

¿Y hace sus propias investigaciones o se dedica a monitorear y evaluar investigaciones ya realizadas en otros centros de estudio?

RR – La NAS, como la mayor parte de las academias de ciencias, incluyendo la muy joven de Uruguay, tiene investigadores que están afincados en sus propias instituciones, pero tienen la capacidad, por ley, de asumir temas -complejos muchas veces y de carácter interdisciplinario- que les sean asignados o que la propia academia decida trabajar para generar investigaciones. Pero siempre a través de la interacción con las instituciones en las que éstos investigadores trabajan, y también con el concurso de otros investigadores que las academias de ciencias puedan invitar.

Por ejemplo, hay informes sobre la calidad de agua a nivel de las ciudades, calentamiento global, los temas energéticos, de salud… De forma tal que las academias tienen su propia capacidad de reflexión e investigación pero normalmente los investigadores residen en sus instituciones y además naturalmente se vinculan con el resto de la sociedad.

EC – Según aclara la página web de la Academia, los investigadores extranjeros asociados no tienen voto dentro de esa institución. ¿Esto qué implica?, ¿qué limitaciones existen para la actuación dentro de la NAS?

RR – Como esto ha sido tan reciente la única información oficial que recibí fue una carta pidiéndome que por escrito aceptara el ingreso, cosa que todavía al día de hoy no he hecho porque no he tenido tiempo…

EC – Lo estás pensando, no sabés si vas a responder que sí o que no [Risas.].

RR – Así que tengo que hacer esa carta y firmarla, creo que luego de eso, sí, me van a llegar todos los materiales. Entiendo que el hecho del no voto opera sobre todo para la elección de los nuevos miembros que se eligen en la reunión anual que se realiza sobre finales de abril y principios de mayo. Me imagino que, como sucede en casi todas las academias, son los locales los que tienen derecho a voto, y que en la práctica esto no termina siendo algo muy relevante en el trabajo cotidiano, porque la mayoría de estos casos se determinan por informes o decisiones por consenso. Está en el reglamento y eventualmente en alguna instancia se podrá opinar y no votar. Ya digo, de los detalles me voy a ir enterando en las próximas semanas y meses.

RA – ¿Y qué implica haber accedido a la NAS como científico extranjero? Porque tú fuera de micrófono por ejemplo me comentabas que las universidades en Estados Unidos tradicionalmente mueren por tener un científico dentro de este galardón…

RR – Si, a nivel del mundo académico científico tecnológico ser miembro de la NAS, por el nivel de exigencia de todo el proceso de selección, normalmente indica estar en presencia de un individuo que puede hacer aportes relevantes a la institución y a las áreas del conocimiento. Sí, realmente es algo que es muy bien apreciado por las universidades, en Estados Unidos muy en particular porque ellos están muy concentrados en los indicadores de producción, de calidad, en los premios y en los honores. Es como un matiz que las organizaciones quieren tener dentro de sus cuerpos académicos. Es interesante, porque en mi caso tengo posiciones como profesor adjunto de algunas universidades estadounidenses y ya ellos se encargaron de hacer algunas comunicaciones de prensa internas, lo cual es muy lindo. Es sobre todo una forma de mostrar rápidamente que una institución tiene algunos sujetos que llegan a estándares relativamente altos de calidad y producción.

En el caso que nos compete, a mí lo que me implica esto es básicamente plantear que la carrera la desarrollé en la Udelar, en la Facultad de Medicina. Más allá de que tuve una estadía post doctora en Estados Unidos, el grueso de mi carrera científica la desarrollé en Uruguay, en General Flores e Isidoro de María. Por lo tanto estoy enormemente agradecido a la facultad y a la institución que está atrás, que es la Udelar, por haberme permitido, con muchas limitaciones -que son las propias del país-, tener un espacio de desarrollo sin ponerme obstáculos más allá de los naturales de la baja financiación local. Tuve la fortuna de compensar esto en parte con la aplicación a proyectos internacionales que realimente permitieron que todo el equipo de investigación que trabaja en facultad haya podido sostener una actividad muy intensa en biomedicina en los últimos 25 años.

EC – Dijimos en la presentación que sos director del Ceinbio, que reúne a investigadores de la Udelar, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y el Institut Pasteur de Montevideo de las áreas química, bioquímica, biología celular, fisiopatología y farmacología en torno a una serie de estudios específicos. En primer término, esta designación tuya en la NAS, ¿qué repercusiones puede tener para el Ceinbio?

RR – Ya veremos. A nivel internacional es un centro que ya es conocido, esto lo realza aún más. Del punto de vista local veremos…

EC – ¿Pero se supone que es una plataforma para las instituciones en las que tú te desempeñas?

RR – Bueno, sí, sin duda debería marcar algún punto de inflexión de cara al futuro, pero hay que trabajarlo. En Uruguay la verdad que no tenemos mucha experiencia en relación a este tipo de temas, estamos en plena discusión y análisis de qué va a pasar con el presupuesto de ciencia, tecnología e innovación para el próximo quinquenio… En Uruguay van a seguir pasando cosas de este tipo, buenas, en las próximas semanas de hecho, porque hay un acumulado de dos décadas y media de trabajo que empieza a dar sus frutos en forma más solvente. Me parece que lo que nos está planteando como sociedad es que la etapa refundacional de la ciencia nacional, de consolidación de las plataformas científicas, se logró, y ahora estamos listos para pasar a otro nivel de trabajo, de financiación, de objetivos. Si este nombramiento ayuda un poco para eso sería muy bueno, vamos a trabajar en esa dirección.

RA – ¿Podríamos explicarles a los oyentes en qué están trabajando, bajar a tierra esos estudios que están llevando a cabo hoy en día en el Centro de Investigaciones Biomédicas?

RR – Nos dedicamos desde hace muchos años a entender cómo las células utilizan el oxígeno y cómo a veces la utilización mala o deficiente de oxígeno conduce al desarrollo de ciertas enfermedades como patología cardiovascular, neurodegenerativas e inflamatorias. Básicamente trabajamos midiendo el metabolismo de óxido y reducción, que son procesos químicos que ocurren dentro de nuestros tejidos. Hay una parte en todo esto que tiene que ver con la producción de energía, nosotros respiramos para oxidar los nutrientes y generar moléculas que nos dan energía para poder movernos, crecer, diferenciar células, y siempre hay una parte del metabolismo del oxígeno que genera una toxicidad asociada. Esto se agrava o distorsiona en determinadas enfermedades.

Lo que hemos tratado de comprender mejor es cómo se metaboliza el oxígeno, cómo se logra utilizar mejor o peor, y en aquellas enfermedades donde hay una utilización defectuosa del oxígeno y se generan muchas especies tóxicas, desarrollar estrategias para prevenir esto…

EC – ¿Cuáles serían algunos ejemplos de esas enfermedades?

RR – Arterosclerosis, hipertensión, enfermedades neurodegenerativas -o sea, que destruyen las neuronas del sistema nervioso central-… Estamos trabajando muy intensamente con otros investigadores de la facultad y del Institut Pasteur en un modelo pre clínico de enfermedad neurodegenerativa, donde hemos… Esto fue muy curioso: el año pasado la Fundación para Estudios de la Esclerosis Lateral Amiotrófica lanzó una campaña mundial, que era la del balde de agua fría. Eso transcurrió y cruzó todos los países, acá en Uruguay también ocurrió. Mientras eso transcurría, en la Udelar con el Pasteur se publicaba un trabajo en esa enfermedad muy importante en el desarrollo de algunas moléculas en modelos animales, muy promisorias. Pero en ningún momento hubo realmente una conexión entre lo que estaba pasando a nivel público con la asociación y las investigaciones locales que se estaban desarrollando. Ahora esa fundación internacional, teniendo como punto de partida de todos los fondos que recaudó, ha llamado a proyectos. Con la profesora Patricia Cassina y Luis Barbeito, del Pasteur, enviamos esta mañana el proyecto para aspirar a pasar esos estudios a un nuevo nivel de complejidad.

Ahí lo que estamos haciendo básicamente es mejorar en las neuronas que están muriendo la función respiratoria, y en los modelos animales se demuestra que éstos viven más y tienen más fuerzas en sus miembros, porque es una enfermedad que afecta a las neuronas que tienen que ver con el movimiento y la fuerza. Este es un tipo de ejemplo, ahí convergen personas que hacen la síntesis química de los fármacos, los fisiólogos y los histólogos, que trabajan sobre los tejidos, y nosotros los bioquímicos, que nos dedicamos a medir marcadores de regresión y de progresión de la enfermedad. O sea que Uruguay ya tiene un conjunto de investigadores e instituciones que conjuntándonos en proyectos, que ojalá puedan ser de mayor envergadura para el futuro, creo que podemos lograr aportes relevantes tanto a nivel nacional como global, con enfermedades que tienen pocas opciones terapéuticas.

EC – Cuando aparece cada uno de estos ejemplos, cuando un científico cuenta en qué está trabajando, como acabas de hacerlo, la pregunta que inmediatamente surge de la audiencia, sobre todo de aquellos oyentes vinculados a personas que padecen ese tipo de enfermedades, es cuánto falta. Creo que es bueno responder esa pregunta en este momento, en el caso de la investigación que llevan adelante ustedes, ¿en qué estado se encuentra?

RR – Es bueno y es bueno no crear falsas expectativas en el sentido de que son procesos lentos que llevan muchos años. Una vez terminada la etapa pre clínica hay que pasar a la etapa de ensayos clínicos, y los ensayos clínicos llevan varios años, realmente, y en Uruguay todavía es muy dificultoso llevarlos adelante y son extremadamente costosos. Estamos hablando en horizontes de cinco a 10 años para la aplicación terapéutica en humanos, y esto es así, no hay otro camino posible, reconocido. Pero en el interín se forman recursos humanos de alta calidad: mejores médicos, biólogos celulares, estudiantes…

El desarrollo de un proyecto de investigación ambicioso, además de lo producido en sí y de la esperanza que ese producido puede generar para el tratamiento de una enfermedad, crea como situación paralela recursos humanos de altísima calidad, muchos de los cuales luego van a ser los médicos que van a ir a tratar a estos o a otros pacientes. El proceso de desarrollo científico tiene que verse por lo menos como un doble camino: uno de construcción de conocimiento nuevo y otro de creación, construcción y consolidación de recursos humanos de alta calidad. Y las dos cosas son igualmente importantes.

EC – ¿Algún otro ejemplo de los trabajos que llevan adelante?

RR – Si, se está trabajando bastante fuerte en aspectos que tienen que ver con enfermedades infecciosas y cómo potenciar la actividad de las células del sistema inmune para matar y combatir patógenos que nos invaden. En particular el grupo ha trabajado mucho tiempo en un patógeno que ya no está en Uruguay pero sí en la región de una enfermedad olvidada como es la tripanosomiasis. Estos estudios se han extendido con uno de los profesores del laboratorio, la doctora Madia Trujillo, el estudio de la bacteria en tuberculosis, un tipo de bacteria que causa la tuberculosis de la que están apareciendo cepas híper resistentes a nivel mundial y resistentes a los fármacos. De forma que estamos también transitando por el camino de entender las respuestas inmunes celulares a patógenos que invaden y para los cuales en algunos casos no hay medicamentos y en otros los medicamentos que hay están siendo cada vez menos efectivos por el desarrollo de resistencia a los antibióticos.

Esa es otra área del conocimiento en la que estamos trabajando muy fuerte, y nuevamente ahí existen en varias áreas de trabajo desde investigadores consolidados hasta estudiantes de grado y pos grado que desarrollan sus tesis desarrollando estos proceso de investigación. Siempre analizamos que hay distintas velocidades o niveles: un proyecto avanza en la creación de conocimiento y mientras tanto avanzan las tesis, la formación de recursos humanos, los laboratorios, la instrumentación, la infraestructura. Todo esto tiene que ir en paralelo, es un proceso sistémico, y si alguna de todas esas puntas falla el avance es muy limitado.

Esa madurez y ese nivel de densidad del quehacer científico no se logran de un día para otro. Por eso digo que lo que se construyó sobre fines de la década de 1980 con el Plan de Desarrollo de Ciencias Básicas, el Pedeciba, la Facultad de Ciencias, el impulso a la investigación en Uruguay, hoy ha logrado una densidad que merece un impulso mayor. Entiendo que estamos a las puertas de que eso pueda ser dado, tenemos grandes esperanzas de que pueda ocurrir en los próximos años.