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UTE: Déficit hídrico no es “desesperante”

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La falta de lluvias está encareciendo el costo de abastecimiento de la demanda energética. Pese a ello, en diálogo con En Perspectiva, el presidente de UTE Gonzalo Casaravilla aseguró que el suministro está garantizado. Si bien ha habido una merma en el caudal de los ríos Negro y Uruguay, el jerarca aseguró que la situación no es “para desesperarse”. Descartó cualquier aumento de tarifas y aseguró que es poco probable que UTE haga una “utilización importante” del Fondo de Estabilización de precios.

EN PERSPECTIVA
Martes 28.04.2015, hora 10.43

El déficit hídrico que ya afecta a la producción agropecuaria comenzó a enero otro tipo de repercusiones. Por ejemplo, comenzó a incidir en los niveles de generación hidroeléctrica de UTE.

Si la situación climática no cambia en las próximas semanas, UTE se verá obligada a recurrir a parte del Fondo de Estabilización Energética, según informa esta mañana el diario El Observador.

El gerente del área económico-financiera de UTE, Marcos Bazzi, dijo que los números del trimestre diciembre-febrero estuvieron “alineados” con la estimación de costos que había proyectado la empresa. Sin embargo, desde mediados de este mes, y como consecuencia de la falta de precipitaciones, UTE debió recurrir en mayor medida a su parque térmico, un hecho que termina elevando el costo de abastecimiento de la demanda.

Vamos a conversar con el presidente de UTE, el ingeniero Gonzalo Casaravilla.

EMILIANO COTELO – Cuéntenos: ¿cuál es el panorama en esta materia, qué es lo que UTE está viviendo en esta situación que comentábamos?

GONZALO CASARAVILLA – Lo primero que corresponde decir es que efectivamente, no es novedad, si llueve o no llueve en Uruguay hay algunos números que cambian, pero esto que está pasado está dentro de las previsiones posibles. Incluso usted hace referencia al Fondo de Estabilización, que es justamente algo que tenemos disponible para que no haya una afectación a las finanzas de la empresa.

Por supuesto que está garantizado el abastecimiento de la demanda. Hacer cuentas y jugar a la ruleta con lo que llovió o no… uno podría hablar de muchísimos números, pero lo primero que tenemos que decir es que está garantizado el abastecimiento. Lo que está pasando es parte de la vulnerabilidad que tenemos por las variaciones climáticas, no tenemos una situación compleja ni muchísimo menos.

EC – Esa puntualización es importante, pero, ¿cuánto pesan las usinas hidroeléctricas en la generación habitual de UTE?

GC – Es que depende un poco del año…

EC – Supongo que dependen del año y de la evolución que ha ido teniendo la evolución energética, pienso en cómo ha ido creciendo la participación por ejemplo de la energía eólica.

GC – El año pasado fue muy hidráulico. Por ejemplo, a esta altura del año la hidráulica había significado el 82 % de la [generación de la] energía eléctrica del país, este año fue 73 %, hubo menos aporte hidráulico. Ahora, cuando nosotros sumamos la componente hidroeléctrica y la eólica… el año pasado la eólica había sido, acumulado en el año, 2 %, y este año ya fue 13 %; por lo tanto, la suma da que entre hidroeléctrica y eólica el año pasado fue 84 % y este año fue 86 %. Desde el punto de vista de lo renovable de nuestro sistema bajó la hidroeléctrica, pero como justo están ingresando parques eólicos -que para eso es justamente que los diseñamos y los pusimos en funcionamiento- tenemos garantizado el abastecimiento y no impactó tanto en lo que podría haber sido el despliegue del parque térmico, que en definitiva es el que termina cerrando la cuenta.

Por lo tanto, está pasando justamente lo que habíamos diseñado: este año, que no fue tan malo -fue bueno en los primeros dos meses y ahora ha sido puntualmente seco, o con pocas precipitaciones-, la producción hidráulica de este mes fue tan solo 40 %, el año pasado este mes había sido 92 %, o sea, fue un año muchísimo más hidráulico.

EC – Una pregunta antes de que continúe: ¿en qué represas es que se está notando el impacto de la falta de precipitaciones?

GC – En realidad Río Negro lo tenemos con 40 % del embalse a pleno, es un muy buen valor para iniciar el principio del invierno, está razonablemente bien, estamos haciendo un uso óptimo del agua. Es en el Río Negro donde se ha notado más la falta de lluvia, eso es claro.

En el río Uruguay el agua que recibimos y turbinamos básicamente viene de la cuenca del río Uruguay, que es más que nada en Brasil. No está tan mal, tenemos un caudal de 3.000 metros cúbicos por segundo y eso compárese con 8.000 metros cúbicos por segundo, que es el valor que tenemos cuando Salto Grande está a pleno, hoy estamos en 3.000. Es un valor que si se mantuviera todo el año estaría espectacular, porque en definitiva tampoco es todo el tiempo que tenemos 8.000 ni muchísimo menos.

En definitiva, el impacto de la falta de lluvias está pegando en el Río Negro, pero el río está bien, y en el río Uruguay ha habido una merma en el aporte, en particular respecto al año pasado que fue récord histórico, pero tampoco es un valor para desesperarse. Las lluvias que están previstas la semana que viene, a partir del fin de semana, van a ser una muy buena noticia para todos: para el sector agropecuario pero también para la represa en Río Negro, y también va a venir agua del río Uruguay.

EC – Entonces, a partir de esa descripción que usted hace, ¿qué es lo que cabe esperar en cuanto a la necesidad de tener que recurrir más de lo previsto a las centrales térmicas?

GC – Pasa que todo depende de con qué nos comparamos. Si lo hacemos con el año pasado, vamos a tener que prender un poquito más térmica, pero como la eólica está entrando fuerte, y va a seguir entrando el resto del año, va a tener que venir una situación muy extrema para que tengamos que hacer un uso importante del Fondo de Estabilización.

EC – Y ahí le preguntaría qué es el Fondo de Estabilización, sobre todo pensando en los oyentes y en la inquietud que aparece, porque ya hay algún mensaje, a propósito de si lo que estamos comentando puede generar algún aumento de tarifas, etcétera.

GC – Para nada. Hay varios instrumentos de estabilización de precios que se han diseñado para que no nos estemos teniendo que preocupar de subir o bajar los precios en función de las lluvias o del barril de petróleo. Uno de los instrumentos evidentemente es la plata que uno tiene en la caja y que en función de las necesidades la utiliza, pero hay instrumentos de más mediano plazo, uno de los cuales es el Fondo de Estabilización. Hoy tenemos US$ 307 millones guardados en una cuenta que la tiene la Corporación Nacional para el Desarrollo [CND] que están disponibles por si tuviéramos una situación de hidraulicidad negativa en la que tendríamos que recurrir a más uso térmico. Esos 307 millones de dólares están a la espera de la siguiente sequía extrema, que creo que no se va a verificar [ahora]. Si bien hoy uno mira los números de abril y dice “Pa, está complicado”, realmente no creo que se vaya a verificar, creo que vamos a incursionar en la banda en la cual no usaríamos el Fondo de Estabilización.

EC – Hagamos una precisión: esos US$ 307 millones los pusimos todos nosotros al pagar la cuenta de UTE.

GC – Absolutamente, ese es un ahorro que está a disposición para la siguiente sequía.

EC – O sea, de lo que factura UTE se hace una reserva que es este fondo de estabilización.

GC – Exactamente, eso es un seguro de los eventos medianamente probables, pero incluso nosotros tenemos para este semestre un seguro climático de petróleo, que ya no se configuró [la situación de riesgo]. Hasta que llegara la eólica teníamos una situación de vulnerabilidad, y por si hubiera una sequía extrema tenemos un seguro que nos cubre hasta US$ 500 millones de sobre costo energético.

En definitiva son todos instrumentos para poder llevar la variabilidad de los recursos naturales a algo que sea manejable por la empresa desde el punto de vista financiero.

EC – Para terminar de entender esto: ¿qué porcentaje de lo que ingresa, UTE destina a estos fondos?

GC – El Fondo de Estabilización cuando no lo utilizamos está previsto un aporte de hasta US$ 30 millones por año hasta que se llena. Lo que pasa es que ya está lleno, está en el valor objetivo y este año, por ejemplo, si no lo utilizamos no sería necesario aportar a él. Es un fondo que si se vacía lo llenamos a razón de 30 millones de dólares por año, pero como ya está lleno este año no lo llenaríamos.

El seguro climático y de petróleo en el año cuesta unos US$ 40 millones, eso fue lo que costó la última vez que lo contratamos. Si ahora lo fuéramos a contratar de vuelta, que estamos justamente analizando la pertinencia o no de hacerlo -está por llegar el informe técnico al Directorio-, claramente es muchísimo más barato porque ahora tenemos mucha menos vulnerabilidad. Yo estimo que no deberíamos pagar más de 20 o 25 millones de dólares por año por ese seguro, con lo cual bajan sustancialmente los costos porque justamente bajaron sustancialmente los riesgos.

EC – Entonces, volviendo a lo que usted venía explicando, si hubiera que recurrir a las centrales térmicas en mayor proporción a lo proyectado, eso no tendría un impacto en la tarifa porque se recurriría al Fondo de Estabilización que UTE tiene y que hoy suma US$ 307 millones.

Por lo tanto, en materia de tarifas, ¿cuál es el horizonte, qué es lo que ustedes están pensando de aquí en adelante?

GC – En principio este año no tendríamos que hacer nada, simplemente seguir operando el sistema tal cual lo previsto, no tenemos previsto ningún ajuste hasta el siguiente año, cuando se realice el ajuste de la tarifa en función de cómo evolucionen la tasa de cambio, el barril de petróleo, el índice medio de salarios y la inflación, que son las cuatro variables. Por supuesto que también está la definición del Poder Ejecutivo respecto a la contribución de las empresas públicas a los desafíos que tiene el país por delante. Pero eso ya no es resorte de definición por parte de UTE, esa es una definición del Poder Ejecutivo en representación de los accionistas, que son todos los uruguayos.

EC – Capaz que a usted le quedó algo por explicar a propósito de este tema.

GC – Lo que decía al principio: tengan la seguridad de que tenemos condiciones para abastecer la demanda, estamos en condiciones de lo esperado, lo que está pasando estaba todo previsto. Por supuesto que uno tiene un abanico de posibilidades, me hubiese encantado que lloviera lo que llovió el año pasado, pero bueno, por otra parte está entrando la eólica y va a seguir entrando. Todo eso en conjunto nos hace tener un sistema cada vez más predecible, mucho más manejable, y con muchísimos más desafíos que tienen que ver con lo que hay que hacer para convertir todo eso en riqueza, la gestión de la demanda, las exportaciones de energía a Brasil, que estamos a punto todos los días por hacer la primera exportación, etcétera, que son en definitiva las cosas que desde el punto de vista de la gestión se nos llevan todo el día.

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Foto: Presidente de UTE Gonzalo Casaravilla. Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos.