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“Es posible jurídicamente” juzgar al presidente sirio Al Asad en la Corte Penal Internacional, dice diplomático uruguayo Álvaro Moerzinger

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Las autoridades sirias podrían ser juzgadas por la Corte Penal Internacional (CPI) por su actuación en el conflicto interno que empezó en 2011, pero eso depende de que el Consejo de Seguridad envíe una solicitud en ese sentido, explicó en entrevista con En Perspectiva el diplomático Álvaro Moerzinger, vicepresidente de la Asamblea de Estados Partes de la CPI.

Transcripción de la entrevista con Álvaro Moerzinger, embajador de Uruguay en los Países Bajos y vicepresidente de la Asamblea de Estados Partes de la Corte Penal Internacional

Álvaro Moerzinger es embajador de Uruguay en los Países Bajos, pero también es vicepresidente de la Asamblea de Estados Partes de la CPI y hasta mayo del año pasado fue presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

Acerca de la posibilidad de juzgar a las autoridades sirias, puntualmente al presidente Bashar Al Asad, Moerzinger indicó que existe el antecedente de Libia, ya que la CPI comenzó juicios contra el entonces presidente Muamar Gadafi y su entorno. “Es posible jurídicamente” juzgar a las autoridades sirias en la CPI, pero para eso debe haber un pedido del Consejo de Seguridad, por lo cual dependen de “la negociación entre los países que tienen capacidad de veto” en ese organismo (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido), dijo.

El diplomático contó que la rapidez con la que se ratificó el Estatuto de Roma en varios países demuestra que generó “mucho interés” la fundación de la CPI. Señaló que, pese a ello, tres de los países que integran el Consejo de Seguridad no firmaron ese estatuto (EEUU, Rusia y China). Tampoco lo suscribieron Cuba, India, Irak e Israel.

Moerzinger se refirió también a la actuación en Siria de la OPAQ, cuyo Consejo Ejecutivo presidió hasta mayo. “Fue un proceso diplomático y logístico complejo en medio de una guerra civil”, en la cual el uso de armas químicas se convirtió en un argumento político en contra del gobierno, contó. La experiencia “resultó muy exitosa, porque no solo se destruyeron armas químicas sino también 12 plantas” en las que se producían. “Hubo misiones que tuvieron problemas serios de violencia” y que sufrieron “ataques”, mientras hacían la verificación en el terreno, dijo. La OPAQ publicó un informe “en el que se comprueba” el uso de armas químicas, pero actualmente la OPAQ y las Naciones Unidas “están enmarcadas en un proceso de identificar quién las utilizó”.

En este sentido, la OPAQ está considerando cómo actuar cuando no son Estados sino grupos los que utilizan las armas químicas, contó Moerzinger. Estos organismos “se basan en que el Estado tienen soberanía sobre su territorio”, pero en el caso de Siria, por ejemplo, no es así. “La OPAQ está considerando el tema del terrorismo internacional, que por suerte no ha utilizado armas químicas”, excepto un incidente aislado en Tokio en 1995 en el que se utilizó gas sarín. “Pero es un peligro posible”, advirtió, “porque el arma química es la de los pobres” porque son “fáciles” de producir.

Transcripción de la entrevista con Álvaro Moerzinger, embajador de Uruguay en los Países Bajos y vicepresidente de la Asamblea de Estados Partes de la Corte Penal Internacional