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Zafra arrocera: Lo positivo dentro del sector agropecuario en medio de la sequía. Análisis de Delfina Matos (Exante)

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Foto: Pixabay

EMILIANO COTELO (EC): Tras una primavera y un verano de sequía severa, en que cultivos como la soja y el maíz sufrieron pérdidas muy importantes, el cultivo de arroz habría sido una excepción en esta zafra agrícola de verano. Ya se lleva cosechado más del 80% del área total y los rendimientos en las chacras vienen siendo muy altos por tercer año consecutivo.

Para conversar sobre la situación actual del sector arrocero uruguayo y de las primeras estimaciones que se manejan para esta zafra que está culminando, estamos con la economista Delfina Matos, de Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Como decía Emiliano, parecería que el arroz no habría sufrido mayores impactos de la sequía, ¿qué se espera concretamente en términos de productividades en esta zafra que está terminando?

DELFINA MATOS (DM): Como conversamos con ustedes hace unos meses, el arroz es un cultivo de riego, por lo que ya se esperaba que el impacto de la seca fuera mucho menor que en los cultivos de secano. Ahora, eso no quiere decir que no sufrió ningún impacto. Las temperaturas altas y la falta de lluvias que empezó a verse desde la primavera dejaron una menor disponibilidad de agua para riego de la que se preveía inicialmente, lo que provocó que se perdiera un porcentaje del área y algún problema de calidad en el grano en algunas chacras.

Pero al mismo tiempo hubo elementos que jugaron positivamente, la siembra se concretó en fecha óptima y, además, fue un verano de muy alta luminosidad, lo que es muy favorable para el desarrollo del cultivo de arroz. Según los datos preliminares que han trascendido hasta el momento, los rendimientos de esta zafra 2022/2023 volverían a ser bueno en general, ubicándose arriba de los 9.000 kilogramos por hectárea, niveles muy similares a los de las dos campañas previas.

RA: ¿A cuánto ascendería la cosecha de arroz entonces?

DM: De acuerdo con estimaciones de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), el área sembrada con arroz tuvo una leve caída en esta campaña agrícola. Con un rendimiento que, como decía, se habría mantenido en torno de los 9.000 kilos por hectárea, la cosecha de arroz superaría 1.300.000 de toneladas este año, cayendo muy levemente respecto a la del año pasado.

RA: Con esas estimaciones, ¿qué se espera a nivel de exportaciones entonces?

DM: A nuestro juicio, es esperable que haya una baja de los volúmenes exportados, pero muy moderada. En el último ejercicio de la industria (que finalizó en febrero) las exportaciones de arroz industrializado subieron más de 40%. Eso estuvo asociado a que se colocó en su totalidad una cosecha que fue abundante y también se vendieron los stocks que habían quedado del ejercicio previo, cuando la industria tuvo problemas de comercialización por el encarecimiento fuerte que tuvieron los fletes.

Podríamos ver por lo tanto cierto descenso de las ventas, pero las perspectivas son de un buen volumen de negocios, en la medida en que la caída de la producción estimada es muy leve y, según lo trascendido, la comercialización viene muy dinámica. Ya se tiene vendido cerca del 50% de esta nueva cosecha, hay buenos negocios cerrados con Europa, una demanda sostenida desde Brasil, consultas desde países centroamericanos y recientemente se retomó el comercio con Irak (que es un destino relevante para este sector). Esto da una base sólida para las negociaciones del precio del arroz de esta campaña.

RA: A eso quería ir, ¿cuáles son las expectativas para el precio del arroz de esta cosecha?

DM: Antes de entrar en eso, me parece que vale la pena recordar cómo se determina el precio del arroz pagado a los productores. En nuestro país la cadena arrocera está altamente integrada y los precios pagados al productor por un muy alto porcentaje de la cosecha de arroz se negocian centralizadamente entre los molinos y la Asociación de Cultivadores de Arroz todos los años.

Básicamente, sobre mediados de año se establece un precio preliminar por la cosecha recién levantada y luego, al cierre del ejercicio y ya con las cartas vistas, es decir, conocidos los precios a los que se exportó esa cosecha y los costos incurridos en la industrialización, se fija el precio definitivo, realizándose una eventual reliquidación a los productores.

RA: Entonces es importante saber cómo vienen evolucionado y qué se espera para los precios de exportación y los costos, ¿no es así?

DM: Exactamente. Yendo primero a los precios, las referencias internacionales para el arroz en Houston y en Asia tendieron a subir a partir de inicios del año pasado, en un escenario en que la demanda por arroz viene siendo mayor a la producción global y se ubican en valores alrededor de 15% más altos a los de un año atrás.

En esa línea, el precio promedio del arroz industrializado exportado por la industria uruguaya también subió durante el último año, aunque más moderadamente y en el promedio del último ejercicio sufrió una caída. Sin embargo, considerando que en general este precio acompaña con cierto rezago la evolución de los precios internacionales, nuestras proyecciones apuntan a que tendría una suba adicional en los próximos meses.

RA: ¿Y cuáles son sus estimaciones para los costos de producción de la industria local?

DM: Los costos de industrialización del arroz también aumentaron en el último ejercicio, en un contexto en que bajó el dólar en nuestro país y que los precios de algunos insumos (como los combustibles) tuvieron un incremento relevante. Para el ejercicio 2022/2023 de los molinos, que comenzó el mes pasado, aguardamos un nuevo incremento de los costos medidos en dólares, pero mucho más leve.

RA: Con todo esto, entonces, ¿qué se espera entonces que resulte de las negociaciones para el precio del arroz pagado al productor?

DM: Las negociaciones por el precio preliminar para el arroz de esta zafra que recién se cosechó comenzarán a fines de junio, por lo que todavía quedan unos meses para tener señales adicionales.

Con lo visto hasta el momento, ante precios de exportación que se están tonificando y costos de industrialización que tendrían un aumento pero de menor magnitud que el año pasado, en Exante estamos asumiendo que el precio del arroz chacra de esta cosecha subirá respecto al de la cosecha pasada. El productor obtendría un precio de unos US$ 12,6 por bolsa de 50 kg, lo que supone un valor 7% superior al que estimamos sería el precio definitivo de la zafra pasada (que aún no está cerrado).

RA: Para terminar, adelantábamos al inicio que los resultados del cultivo de arroz serán notoriamente mejores que los de la soja o el maíz en este verano, ¿cuáles son sus estimaciones concretas de resultados económicos?

DM: Los márgenes que se obtengan dependerán de cuánto efectivamente termine siendo el rendimiento del cultivo, pero, aún con buenas productividades, todo hace indicar que también en el arroz serán bastante más acotados a los de las últimas tres zafras (que habían sido muy buenos). En esta última campaña es esperable que los ingresos de los productores de arroz tengan un aumento, ante la prevista suba del precio recibido por el arroz y la obtención de buenos rindes nuevamente, pero los costos de producción medidos en dólares se habrían encarecido considerablemente. En Exante calculamos que habrían aumentado más de 20% frente a la campaña pasada, superando los US$ 2.000 por hectárea (antes del pago de la renta de la tierra). En ese escenario, estimamos que el margen neto del cultivo de arroz estaría alrededor de los US$ 100 por hectárea en la zafra 2022/2023 en el caso de los productores propietarios de la tierra (y eso supone un resultado realmente muy ajustado o incluso algo negativo para aquellos que arriendan la tierra).